Seguimos avanzando en nuestro
« adentrarnos » en la experiencia post-capitular.
Después del primer día, que nos sirvió de
introducción, como un “abrir la puerta de la sala capitular”, hemos dado un
paso más, y ¡hemos “entrado en ella”, y allí hemos podido contemplar toda la
labor de nuestras Hermanas, reflejada y expresada en el documento Capitular!
Esta toma de contacto nos ha hecho vivir un poco la experiencia de los
discípulos de Emaús, que después de ver y reconocer al Señor, quedarón con el
corazón sediento, con necesidad de “saber más” y con deseos de anunciar, de
testimoniar, de VIVIR lo experimentado.
Hemos podido compartir ecos, sentimientos,
llamadas, deseos y temores... Los ecos que más ha resonado son de gratitud, de
confianza en el Señor que nos sigue llamando y guiando, de haber reconocido y
palpado la Presencia del Espíritu. No faltan deseos de hacer vida y realidad
todo lo que sentimos y reconocemos como llamadas que Dios nos hace a través de
las Hermanas, de las Jóvenes, de los Molavim y del mundo en general... y
sabemos que no estamos solas: ¡Dios da lo que pide!
No ha faltado el momento de tocar los “asuntos
varios”, y en particular el de la reestructuración, que como es natural, nos
ponen como en “ebullición”, nos ayudan a tocar tierra, y –como nos invita Madre
Daría en sus palabras de clausura- a descalzarnos para pisar la tierra sagrada
de nuestro mundo. Hemos gozado al conocer más los pasos que se están dando en
cuanto a la reestructuración, incluso si esto supone mucho de morir, sabiendo
que no es un morir estéril sino, como el grano de trigo, un morir para vivir.
Otra ocasión de compartir ha sido la lectura
oracional de las palabras de Madre Daría después de su elección. Resuena en
nuestros corazones el “Amén de Dios” como una invitación a serlo siempre más.
Gracias Madre Daría por tus palabras tan entrañables, cercanas y profundas...
Ahora, en clima de acción de gracias por tanto
recibido, hemos concluído nuestra asamblea post-capitular... con el deseo y el
compromiso de llevarlo a la vida. A María confiamos este nuestro caminar, como
Provincia y Congregación, como familia.
QUe el Señor os bendiga...
ResponderEliminarCaminamos juntas al viento del Espíritu.
Un abrazo y nuestra oración